No es hambre, son tus hormonas

Uno de los comentarios más frecuentes esta cuarentena es que al estar todo el día en nuestra casa, tendemos a comer.
Existen varias razones: por aburrimiento, antojo, preocupación o simplemente por hambre. Hacemos mil visitas a la cocina.
 
Si no sabemos elegir adecuadamente nuestros alimentos y la combinación de estos, provocaremos una respuesta hormonal muy desfavorable.
¿Qué sucede?
Cuando consumimos alimentos que son principalmente carbohidratos (harinas, granos, frutas, panes) pasan por el intestino, se digieren y entran al torrente sanguíneo en forma de azúcar. El azúcar en sangre no puede estar elevada mucho tiempo ya que causa daño a los órganos.
La insulina es una hormona, liberada por el páncreas, que transporta el azúcar y ayuda a que se meta a las células. Si las células necesitan esa azúcar la utilizaran como energía; si no, la transformarán en grasa.
Una vez que la insulina hizo su trabajo, los niveles de azúcar disminuyen. Cuando las comidas que hacemos son balanceadas:
 
  • Cantidad moderada de carbohidratos
  • Combinada con otros alimentos con proteínas o grasas
 
Los niveles de azúcar deberían regresar a su normalidad. Pero ¿qué pasa cuando no es así?
 
Comer únicamente carbohidratos provoca que los niveles de azúcar se eleven demasiado, que se tenga que liberar mucha insulina y como consecuencia, los niveles de azúcar descienden más de lo normal.
Cuando los niveles de azúcar comienzan a descender de forma tan rápida tu humor cambia, te sientes cansado, con sueño y con hambre de nuevo!
 
El cuerpo traduce la señal de “azúcar disminuyendo” como hay que comer para restablecer los niveles normales.
 
Es muy probable que busques un alimento que los restablezca de forma rápida: un carbohidrato.
Ahí te das cuenta se convierte en un ciclo. Una comida desbalanceada te lleva a liberar mucha insulina, haciendo que tus niveles de azúcar bajen demasiado y esto provoca que quieras volver a comer.
No es una cuestión de falta de fuerza de voluntad, es un proceso hormonal.
 
¿Qué hacer?
Si a las 2 horas de haber hecho una comida o colación te sientes cansado, con sueño, de malas y con ganas de volver a comer, tienes que modificar tus alimentos.
Tus comidas principales siempre deben de tener alguna fuente de proteína (carne, pollo, huevo, yogurt, leguminosas), acompañadas de grasa (aguacate, aceite de oliva, nueces o semillas), mucha fibra (verduras, semillas de linaza, chía) y una porción moderada de carbohidrato.
 
Cuando comes así, aseguras que tus niveles de azúcar en sangre no se eleven demasiado y, por lo tanto, no vas a necesitar la excesiva ayuda de la insulina.
 
Así vas a evitar ir a la cocina cada 2 horas.
Tus colaciones deben seguir un patrón similar pero en menor cantidad. Asegúrate que no estés comiendo únicamente carbohidratos, por más “sanos” que sean (ejemplo avena con canela, una pieza de fruta, etc.). Combínalos siempre con alguna grasa o proteína o bien simplemente opta por comer grasas y proteína como colación.
 
 
Por: Susana Sánchez
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Susana Sánchez en Licenciada en Nutrición por la Universidad Anáhuac. Cuenta con un Diplomado en Bariatría así como Certificación en Nutrición Deportiva y Entrenamiento Personal.
Actualmente labora dando consultas privadas en la Ciudad de México. Su principal enfoque es educar a sus pacientes para que ellos mismos sepan tomar elecciones alimenticias adecuadas.